Hecho Realidad

Midoro Dom Oct 18, 2009 9:36 pm

no es tan bueno mi Fanfic pero era para inagurar esta seccion del foro y otrso escritores publiquen sus obras mastras Very Happy

y porfavor sean sinceros si les gusta o no mi Fic no me enojo.

Capitulo 1:

“Cuando una joven se enamora perdidamente de alguien, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de acercarse a la persona que le quita el aliento, eso es lo que me pasó a mi hace un año, y lo recuerdo nítidamente.”

Mi nombre es Eri Kamei, tengo 15 años y vivo en la capital de uno de los países más avanzados tecnológicamente, Japón.

Curso primero de secundaria en la Academia de Ginahoshi de Tokio.

Mi historia empieza cuando a mi madre, Kaori Iida, la trasladan debido a su trabajo a Tokio.

Al llegar a mi nuevo colegio no conocía a nadie, por lo que pasaba sola todo el tiempo, luego de una semana de haber sido trasladada conocí a un joven que iba en un curso superior al mío, era muy lindo y simpático.

Cuando él me saludó, quedé total y perdidamente hipnotizada en sus ojos color chocolate y su linda sonrisa.

Su nombre es Eric Kamezou, tiene 17 años y muy pronto cumplirá los 18, este era su último año en el colegio, ya que al siguiente entraría a la universidad.

Al siguiente día de nuestro primer encuentro pude verlo a la hora del almuerzo, él me había invitado a almorzar.

– Qué hermoso día ¿cierto? – dije, y fue algo que encontré realmente estúpido, pero él me contestó con toda la simpatía del mundo.

– Sí, es un hermoso día para almorzar.

Y con eso no me hizo sentir tan estúpida, así que me relajé y hablamos de muchos otros temas que yo, en gran parte, no entendía demasiado, por lo que solo le seguía la corriente.

Después de un buen rato de charlar tocaron la campana para el inicio de clases indicando que nuestros caminos debían separarse.

Se levanto de su lugar y comenzó a caminar, desapareciendo por el pasillo atestado de gente, cuando al fin mí vista dejo de divisarlo me paré y me fui a clases de inglés en el salón número 107, con la profesora Maki Goto.

Actualmente es una de mis mejores amigas, ya que no me relaciono mucho con gente de mi edad, siempre dicen que soy muy madura. Se me hace más fácil establecer conversaciones con adultos que con chicos de mi edad.

Lo que más agradezco de haberme hecho amiga de ella era que me ayudó mucho para saber cómo controlarme al estar junto a él… Eso era lo único que deseaba… Estar junto a el…

Esa misma noche no podía dormir ya que la mayor parte del tiempo lo pasaba pensando en él.

Cuando al fin pude despegar al mundo de mis sueños recuerdo que solamente veía y escuchaba su voz tan dulce como el tronar de los pájaros llamándome entre las sombras, su voz me dejo atontada haciéndome ir tras ella para salir de las sombras y llevarme a su lado en medio de un lugar brillante donde la luz del sol hacia resplandecer su belleza, y cuando al fin estaba por alcanzarla sonó el despertador, haciéndome levantar de golpe y frustrada por no poder seguir con el hermoso sueño.

Cuando desperté esa mañana y fui a desayunar no había nadie en casa, solo una nota sobre la mesa.

“Hija, no podré estar contigo en todo el día ya que tengo demasiado trabajo, te quiere Mamá”

Como ese día no había clases pasé casi todo el día encerrada en mi hogar, haciendo mis deberes y tratando de ordenar mi desastre en mi habitación, hasta que recibí un llamado, era mi profesora y amiga Maki, quien me invito a pasar ese día con ella de compras. Acepté acompañarla al centro comercial, ya que un poco de aire no me haría mal.

Volví a colocar el auricular en su lugar y comencé a caminar hasta mi cuarto para cambiarme de ropa, ya que estaba con pijamas.

No alcancé a posar mi pie en el primer escalón cuando escuché que tocaban el timbre, pensando que era Maki quien llamaba, me dirigí a abrir la puerta en pijama.

“Es mi amiga, ¿nada malo podría pasar, no?” pensé.

Pero me llevé una gran sorpresa cuando mi mano tiro de la puerta, ya que era Eric quien estaba tras ella, y sin demora le cerré de un portazo.

Mi cara estaba roja de vergüenza, jamás imaginé que llegaría el momento en que Eric golpearía la puerta de mi hogar, y mucho menos se me cruzo por la cabeza que él estaba informado en donde vivía. Nunca le había dicho, ya que la única vez que conversamos fui realmente una estúpida y solo lo escuchaba hablar.